20 cosas que los Ángeles Guardianes hacen por nosotros. Parte 2.

20 cosas que los Ángeles Guardianes hacen por nosotros. (Parte 2).

 
2. Nos protegen del mal

 
Los Ángeles Guardianes generalmente nos protegen tanto del mal físico como del mal espiritual, de acuerdo al Aquinate (Cuestión 113, Artículo 5, Respuesta 3). Por ejemplo, el Salmo 91,11-12 declara, “Pues Él te ha encomendado a sus ángeles, para que te guarden en todos tus caminos. Ellos te llevarán en sus manos, no sea que lastimes tu pie contra una piedra.”

 

3 Nos fortalecen contra la tentación

 

Los Ángeles Guardianes no sólo mantienen a raya al mal, sino que también nos fortalecen para que podamos hacerlo nosotros mismos. Como dice San Bernardo en un sermón, “Siempre, pues, que vieres levantarse alguna tentación o amenazar alguna tribulación, invoca a tu guarda, a tu conductor, al protector que Dios te asignó para el tiempo de la necesidad y de la tribulación. Dale voces y dile: “¡Sálvanos, Señor, que perecemos! (Mt. 8,25)”.”

 
4. Nos infunden valentía

 

San Bernardo también decía que con ángeles como estos de nuestra parte no deberíamos tener ningún miedo. Deberíamos tener la valentía de vivir nuestra fe con audacia y confrontar cualquier cosa que la vida nos arroje en nuestro camino. Como él lo dijo, “¿qué temeremos teniendo tales custodios? Ni pueden ser vencidos ni engañados, y mucho menos pueden engañar los que nos guardan en todos nuestros caminos. Fieles son, prudentes son, poderosos son. ¿De qué temblamos?”

 

5.Intervienen milagrosamente para salvarnos de los problemas

 

Los Ángeles Guardianes no solamente “guardan,” ellos también pueden salvarnos cuando ya estamos en problemas. Esto es ilustrado por la historia de Pedro en Hechos 12, cuando un ángel ayuda a apóstol a escapar de prisión. La historia sugiere que fue su propio ángel personal el que intervino (ver versículo 15). Desde luego que no podemos contar con tales milagros, sin embargo, es un consuelo adicional el saber que son posibles.


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Este artículo fue adaptado de una publicación hecha por Stephen Beale en la página electrónica catholicexchange.com