Santa Katherine Drexel




            Santa Katharine Drexel





Una adinerada mujer de mundo en la Filadelfia de posguerra civil no habría parecido una candidata probable para la vida religiosa o para convertirse en la fundadora de una orden para enseñar a los niños de las minorías, y ya no digamos convertirse en santa. No obstante, eso es precisamente lo que Dios llamó a Santa Katharine Drexel (1858 – 1955) a hacer.


Abandonando el estilo de vida de los ricos y famosos, en lo que algunos han llamado una historia de la riqueza a la miseria, Drexel descubrió una misión en contraste con la misión de su abuelo inmigrante de vivir el Sueño Americano. Su vida desafiaría las expectativas de la sociedad en casi cada forma imaginable. 






Drexel nació en 1858, era hija de un adinerado banquero y filántropo de Filadelfia. Cinco semanas después de su nacimiento, la madre de Katharine murió, y ella y su hermana fueron criadas durante un tiempo por el hermano de su padre y su esposa. 


El padre de Drexel se volvió a casar y la nueva pareja enseñó a sus ahora tres hijas a ser generosas y desinteresadas con la riqueza. En esos tempranos años Drexel aprendió que la riqueza debía ser usada adecuadamente para promover el bien común.

 



Después de la muerte de su padre, las tres herederas Drexel hicieron un viaje al oeste. La joven Katharine se perturbó grandemente por la pobreza y sufrimientos de los nativos americanos y regresó a casa dispuesta a ayudarlos de alguna manera. 


Cuando las hermanas herederas tuvieron una audiencia con el papa León XIII en una visita a Roma en 1886, Drexel audazmente le pidió al pontífice que enviara misioneros a los nativos americanos. Para su sorpresa, el papa respondió su petición diciendo, “¿Por qué no, mi niña, te conviertes tu misma en misionera?” No pasó mucho tiempo antes que lo hiciera, renunciando a la vida mundana de sociedad que se esperaba de ella.






La vocación de Drexel se discernió con la ayuda de su mentor y director espiritual, el obispo James O´connor. Aunque ella ponderó una vida contemplativa, el obispo O´Connor con el tiempo trató de convencer a Katharine de empezar una orden misionera para servir a los maltratados indios americanos y negros cercanos a su corazón. 



Drexel no estaba convencida inicialmente y luchó con la idea, pero al final estuvo de acuerdo. Luego de veinte meses como novicia en un convento de Pittsburgh, la fundadora de las Hermanas del Santísimo Sacramento tomó sus votos en 1891. Santa Francisca Javier Cabrini le dio apoyo y consejo a Drexel a medida que ella escribía una regla aceptable para su orden.






Drexel entrelazó la oración y confianza en la providencia de Dios de una manera muy maravillosa. Superó muchos obstáculos en búsqueda de justicia, ejercitando su profética voz para exponer el pecado del racismo. Fue una tarea difícil pero su celo misionero alimentó su deseo de justicia e igualdad.







La prioridad de Drexel para con su orden era establecer y dotar de personal lo que serían cerca de 60 instituciones al servicio de los indios y negros a lo largo y ancho de los Estados Unidos.


Drexel financió con su propia riqueza una variedad de instituciones educativas, de asistencia médica, y de servicios sociales entre las poblaciones minoritarias 




Un ejemplo notable de ello fue su asistencia al Siervo de Dios, padre Augusto Tolton, cuando él estableció la primera parroquia católica para negros en Chicago. Uno de los momentos que más la enorgulleció fue la apertura en 1925 de la primera universidad para los negros católicos de Estados Unidos, La Universidad Xavier en Nueva Orleans.






Luego de una serie de complicaciones de salud, Drexel renunció al liderazgo de su orden en 1937 y pasó el resto de su vida casi inmóvil. En las casi dos décadas que seguirían, cumplió el deseo de su corazón de adoración y contemplación en silencio. 


El 3 de marzo de 1955, Santa Katharine Drexel murió pacíficamente a la edad de 96 años en la casa madre de su orden en los suburbios de Filadelfia.





El legado de Drexel continúa existiendo desde que fue declarada santa en el Jubileo del año 2000 por el Papa Juan Pablo II.






El día de la fiesta de Santa Katharine Drexel es el 3 de marzo.

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